MISION TILACO
Una fe IngenuaLa Misión de Tilaco tiene la fachada más pequeña, dulce y risueña de las cinco, pareciera un teatro al ver ese artístico y natural cortinaje, que sostienen dos angelitos juguetones y sonrientes.
Refleja una nota familiar con las imágenes de José y María, padres de Jesús, nos ofrece también un gesto de simpatía en la postura singular de San Francisco que parece invitar desde lo alto a alabar al Señor por todas las criaturas, mientras las hieráticas figuras de San Pedro y San Pablo incitan a vivir esa fe ingenua pero firme de la que ellos son columnas inamovibles.
Tilaco además es la única de las misiones que tiene su atrio en dos niveles por la pendiente de la montaña, detalle resuelto de manera sabia por sus constructores, vemos sus originales capillas posas, utilizadas en la celebración del Corpus para posar al Santísimo y la capilla abierta.
Estos últimos elementos forman parte de la arquitectura religiosa del Siglo XVI, no del XVIII, pero sin embargo al no haber presencia formal y permanente de religiosos en la región, el beato Serra instruyó a sus discípulos para poner al corriente a aquellos serranos de más de 200 años de trabajo religioso en México, ardua y compleja tarea.
Tílaco
Tilaco, quiere decir en la lengua indígena “lugar de agua negra”, y fue fundado por el coronel Esandón en 1744. A partir de ahí comienza la participación de la Orden de Frailes Menores (franciscanos), y es hasta la llegada de Fray Juan Crespi que comienza la construcción de la misión que hoy podemos admirar.
En síntesis, el valle de Tilaco, además de ofrecer una panorámica sensacional desde la montaña cuando uno se aproxima al conservado poblado, tiene la misión más bella de las cinco, a un hombre excepcional Fraile Capuchino de origen español que tiene más de 40 años en la misión guardando infinidad de anécdotas y experiencias, el Padre Francisco Miracle.